Los establecimientos avícolas, año a año, se encuentran con el enorme desafío de controlar plagas complejas, una de ellas, la mosca doméstica. Ésta encuentra en el estiércol de las aves el medio ideal para su reproducción. Su control es esencial para el éxito en la producción y la calidad sanitaria del entorno
Cada año el calor asociado a la estación representa nuevos desafíos para el avicultor. Condiciones de humedad y temperaturas altas, favorecen a la proliferación de moscas, lo que, en producciones avícolas, representa la principal plaga.
A ello, las condiciones propias de la actividad pueden potenciar aún más estos problemas. La presencia de estos insectos, no solo son una molestia para los trabajadores y el entorno propia de la avícola, sino, además, pueden generar pérdidas económicas en el establecimiento productivo; ya que propagan enfermedades, reducen la producción, dañan la calidad del huevo y licúan las heces.
Según, la guía de BPA de Senasa, las moscas pueden transmitir alrededor de 50 enfermedades como es el caso de Campylobacter fetus subespecie jejuni (Rosef et al 1983), Enfermedad de Newcastle (Rogoff et al.1975), Coccidiosis (Miloushev 1976), Cestodosis (Abrams 1976) e influenza aviar (Collison 1984) y aún en huevos de mosca, recién puestos tienen potencial para transmitir patógenos al huevo comercial (por ejemplo, Salmonella).
Las moscas también pueden reducir la productividad del lote., debido a la angustia que le causan a las gallinas y a los pollos de engorde la transmisión de enfermedades o como resultado de la actividad de los gusanos de la mosca en las heces y alteran constantemente la tranquilidad de las aves.
La mejor manera de control de moscas es a través del saneamiento del medio, esto es: la privación de todos los medios o lugares de reproducción o crianza de las moscas, por medio del tratamiento y eliminación de basura, aguas negras y desechos industriales, así como el control de desperdicios alimenticios, excretas y otras fuentes menores de contaminación.
A estas medidas culturales, se deben complementar otras herramientas que favorezcan el combate de estas plagas: La combinación de métodos de control químico, cultural y biológico, es la mejor herramienta para este tipo de establecimientos.
Un Manejo Integrado de plagas, que comprenda el combate de las plagas a través de la utilización de diversas herramientas y metodologías de control es fundamental para obtener resultados óptimos y condiciones de sanitarias a largo plazo